TeCLaDoS MuSiCaLeS




Hay quien pasa su jornada delante de un teclado y cuando llega a casa lo huye como quien lo hace del diablo. Amigos que me cuentan que hace tiempo que no entran al blog por acabar hasta el moño de darle a las teclas y mirar la pantalla. Los hay que su vida profesional nada tiene que ver con la tecnología y los ratos que pasan delante de la pantalla son momentos de asueto y descubrimientos. Y hay profesiones que están ahí, en la mitad... como el mío, en el que la tecnología forma parte del trabajo, del asueto y de la vida. La de veces que pienso en mi pasado y no recuerdo cómo estaba informada, cómo conocía gente nueva, cómo aprendía... sí, ya sé... pues al modo tradicional.

Me da la vida. Paso horas tecleando y mirando la pantalla. Buscando recursos para mi trabajo. informándome. En las redes sociales.

Y el sonido de las teclas no suenan a música. Sí es cierto que su sonido es diferente: sea el ordenador de la clase, sea el que manejo en la Biblioteca Escolar o el de casa. El sonido diferente, el sonido... característico. Alejado, eso sí, del traqueteo de las máquinas de escribir que aquello sí que era hacer música. Con el deslizamiento del carro, ya había bastante como para ponerse a bailar.

Dicen que vuelven las máquinas de escribir. Algunos no han dejado de utilizarlas. Modas, supongo. Yo a mi ordenador no lo cambio. Si acaso por otro. 

Te dejo con esta pieza muscal interpretada a golpe de tecla. Atractivo al oido y atractivo visualmente. 

  

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