44 PoEMaS PaRa LeeR CoN NiÑoS

"44 poemas para leer con niños" selección de Mar Benegas editado en Litera.

¡Qué alegría! Ya lo tenemos en nuestra Biblioteca  y con unas palabras escritas por la propia Mar dedicadas a nosotros, los lectores del cole.

Ya me encantaba desde que supe de su existencia, pero ahora que ya lo tengo visto, leído y sentenciado... es todavía mejor.

Las selecciones tiene su peligro, cierto es. Si cada uno de nosotros tuviéramos que hacerla, seguro que no coincidiríamos, pero dejar la selección de la mano de alguien que la maneja tan bien, es éxito asegurado.

Poemas de España, Colombia, Chile, Argentina... que quieren ser leídos en compañía para que los padres y sus hijos, o en nuestro caso los maestros y los alumnos descubramos y vivamos momentos especiales. Por que según aparece en la contracubierta "No me gustaría de dejar de recordaros lo hermoso que es compartir la lectura en voz alta: el vínculo que se genera es de los que perduran en la memoria. Recordad que cuando vuestra familia ríe, lee, juega, recita, conversa o piensa junta, setá construyendo recuerdos".

 Además de la introducción de mano de la "seleccionadora" en las que nos anima a leer el libro ya que encontraremos versos para jugar, para pensar, para sentir, para cantar, para reír, para imaginar, para saber de la tristeza y de la alegría... porque todo forma parte de la vida, además de estas palabras, digo, nos tropezamos con un decálogo de cómo no leer un poema, decálogo que debe ser lectura de cabecera para cada vez que nos atrevamos a hacerlo. Que hay algunos que no leen poemas si no los matan.


No está ilustrado. En mi parecer, no le hace falta.
Juega con el blanco del papel, negro y azul. Ese azul "piscinero" que colorea los motivos de la cubierta del mismo. En blanco y negro las poesías. En azul, el título y el autor y debajo del poema, rozando el margen las explicaciones  de Mar Benegas con sus guiños emocionales preciosos.

Me encantan.

El primer poema que  leí en clase cuando llegó el paquete y lo abrí delante de los chavales que no pueden ver un envoltorio cerrado,  fue Tontería de Eduardo Polo. Estupendo cuando, como nosotros, estamos estudiando la acentuación.

Un niño tonto y retonto
sobre un gran árbol se monto.

Con su pelo largo y rubio
hasta la copa se subio.

Se creyó un pájaro solo
que iba a volar y no volo.

De la altura, en un desmayo,
el pobre niño se cayo.

La madre sufrio un martirio,
cuando vio que su hijo se hirio.

La casa era un manicomio
porque  aquel niño no comio.

Y aunque frunció el entrecejo
el pobre nunca se quejo.

A pesar de que era recio
el rostro se le entristecio.

Con un poco de yoduro
una enfermera lo curo.

Y después de un mes temprano
su cuerpo al final se sano.

Creció feliz y muy gordo
y nunca más lo recordo.

Qué fácil es llegar a conclusiones cuando el ejemplo es tan claro. Jugamos con el poema a leerlo tal como está escrito y tal como debía de ser, ¡Y se rompe la rima! Qué importante el acento!

Y las guardas muy claras:
LA POESÍA NO MUERDE LA POESÍA NO MUERDE LA POESÍA NO MUERDE

Si estás pensando qué libro compartir con tus hijos, éste es el que estás buscando.

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